Se te volaron los mirlos y los
sueños,
¿a dónde… por qué?
si yo sé que no mientes
cuando dices que me quieres,
lo canta la noche toda…
Los vientos te llevan mi alegría
hecha de risas, perfumes y versos,
y esa sonrisa que te quema el alma
recordando la sinuosidad de mi cuerpo
se queda a tu lado temblando…
El mismo silencio nos grita
en las mañanas por esos senderos de luz
que traen con la brisa temprana
tus versares hasta mi ventana
donde flota la razón de mis callares
y te contagia la alegría de mi canto.
Mirándote a los ojos te digo “te amo”
y sabes que no miento, porque
has hecho luz en mi oscuridad
deletreando mi sonrisa,
flotas en mis suspiros,
y sientes mi palpitar en tu destino
siempre que lees mis dulces versos.
Soy gacela temblorosa del invierno
oculta en los pastizales
en busca de la miel de tus labios
en cada ocaso rojo,
y en cada madrugada de gloria…
No miento querido,
puedes descifrarlo
deletreando mi sonrisa…