sábado, 25 de julio de 2009

Me palpitas...


Me palpitas dentro del pecho a cada instante,
cuando escucho tu nombre decirlo en voz baja,
cuando recorro la mirada por el cielo azul-celeste,
o me entretengo con las volutas del cigarrillo
en las tardecitas cuando el sol se despide de mi...
Me palpitas en cada sonrisa de niño dormido,
en las guedejas mojadas que caen sobre tu frente,
cuando llueve y te siento acurrucado en mis brazos,
cuando te adormeces callado en mi regazo,
o libando sus dulzores nuestros labios...
Me palpitas dentro del pecho a cada instante;
y en las noches te vuelves ovillo mimoso
para calentar mi cuello y llenarme de caricias,
entretejiendo los ensueños hasta la alborada
para volver a palpitarme todo el día...
Amo tus mensajes en cada trepidar,
y me entrego a ellos con pasión inusitada,
me golpeas, amor, y te respondo emocionada
con un temblor imperceptible y bello
que recorre nuestros cuerpos en un solo palpitar...
Es un suave latir con sensaciones de ternura,
recordándome que vives disfrutando mis lugares,
recorriendo recovecos y endulzando mis amores;
porque sabes que adoro ese gesto de tu entrega
que invaden mis venas y vive en mi sangre...
No me dejes, amor, sin ese palpitar...!



miércoles, 22 de julio de 2009

La conquista…


Tus palabras vivas
cabalgan colinas
trotando desnudas,
danzando sus sones
por las callejuelas,
llenando los vientos
de dulces gemires…
Tus miradas vivas
se solazan diestras
encienden sus luces
acarician formas,
pupilas brillantes
ojos de azabache
de misterios llenas…
Tus manos activas
se pasean suaves
por sobre los valles
dejando sus huellas
en bordes y abismos
con sabias caricias…
Tus labios prudentes
van dejando besos
en cada recodo
y luego deseosos
reposan sedientos
junto a la fuente
y beben la savia
creadora de vida,
hasta conquistar
el gozo postrer…





Arenas cautivas…


Tengo alma de arenas cautivas,
un estar sin fin, ni destino,
regalando átomos al viento del este…
Tú eres mar inquieto y bravío,
alma de espumas y caracolas,
un bogar sin fin, ni destino…
En tus pupilas del color del tiempo,
danzan deseos de mil horizontes;
miradas de tiernas sirenas que ríen
desde la otra orilla, distante y ajena.
Mientras tú deslíes mieles de amor…
el mar se vuelve dulce y crece,
hasta llenar el búcaro secreto
que guardas en tu alma de bohemio.
Mi alma de arenas cautivas en cambio
calla y espera… sufre en silencio de nubes
los agravios del viento juguetón,
mientras repite… y repite…
las memorias de otros tiempos.
Son sólo poemas… me decías,
nada más que palabras…
El amor ya encontró otro destino;
ahora descansa su hastío de soledad y silencio
de rutinas y ayeres prometidos,
lejos del mundo dorado,
que soñó en sus desvaríos,
a orillas del mar inquieto y bravío…
Mi alma de arenas cautivas en cambio
calla y espera en silencio de nubes,
las claridades de otro amanecer…