sábado, 23 de julio de 2011

Esta tarde... Ninfa Duarte



Entraba la tarde con pereza,

la lluvia mansamente gemía en el tejado

y los vitrales opacos de mi ventana

dejaban ver lo gris del cielo…

Llegué sin avisar,

te encontré tendido con los ojos cerrados

laxo, como esperando mi llegada

sin suspiros de impaciencia,

sin mover un solo músculo

estabas allí acostado…

Mis pies alados iban abriendo surcos,

me acerqué a tu cuerpo,

mi respiración te llegó a los ojos

que se abrieron lentamente

sonriendo gentil,

-te esperaba- me dijiste

y apoyé mis labios en los tuyos

que me recibieron con ganas,

fue un beso mojado, largo

que hizo temblar mi pecho…

Siseaban tus labios en los míos

diciendo cosas bonitas,

y la tarde calló su llovizna

para dar paso al amor.

Pusiste en tus labios, golosos

la miel de mil panales

recorriendo con avaricia

mi cuello… mis pechos…

y en medio de ese jadeo amoroso

nació el deseo de más.

Mis besos buscaron tu misterio

convertido en manjar sabroso

que se ofrecía a mis ojos sin timidez,

haciendo de mi pecho un repique

incesante y grato;

fue un momento de placer inmenso

que contagiaba y se expandía,

un galope de mariposas

fueron tus ágiles manos,

y en suspiros de gloria

dejabas amoroso presente

ante mis ávidos ojos, cual

exquisito néctar… de una hermosa flor

La tarde antes gris,

se hizo primavera en mi jardín,

y en medio de la llovizna te entregué

mis besos de amor.

Fuimos “uno” en ese instante de magia

grato estar en tus brazos morenos,

delicia en tus labios al decir “te quiero”

mi tímido sentir se volvió volcán

y tu ser entero se entregó al placer…

fuiste mío… fui tuya…

como la primera vez.








lunes, 18 de julio de 2011

Mareas... Ninfa Duarte


Vestida de olas me acerco a ti
a lamer la delicia de tu piel cobriza,
vengo mansa y serena,
a lavar tu cuerpo de viejas arenas
y quedarme en tus poros como
burbujitas leves…alegres… mojando tu vida…

Te cubro entero con mis aguas frías
avanzando segura
única y bravía…

Estas… tendido bajo el cielo
desvestido de sentires antiguos
acariciando tu espalda la blanca arena
mirándome llegar con mis aguas azules
hasta tus dominios, que esperan con ansias
el bello momento…deseado encuentro…

La sal de mis aguas se arrebatan
al sentir el calor de tu cuerpo
y buscan el instante mágico
de entregarse con sus amantes olas
al fulgor de tus apetencias…

Mi codicia se convierte en fértiles mareas
que te llevan fuertemente sujeto
entre mis dedos ambiciosos
hasta la cueva donde guardo
todos tus “te amo”